Hoy, con corazones llenos de gratitud y esperanza, nos reunimos para agradecer a Dios por el regalo de la Vida y por el llamado vocacional que ha guiado a nuestras jóvenes de Cuarto Medio a convertirse en verdaderas constructoras de su Reino. A través de sus vidas, podemos ver el paso de Dios, un paso que se manifiesta en ellas como un servicio generoso, un don que se ha expresado cada día en su entrega a nuestra Comunidad Educativa.
Hoy elevamos nuestras oraciones de agradecimiento por cada una de estas jóvenes, por su sincera amistad, por la alegría contagiante que irradian, y por su juventud llena de emprendimiento, transparencia y fraternidad. Con su presencia, han enriquecido profundamente nuestro colegio, y nos sentimos inmensamente agradecidos por su dedicación y su firme compromiso.
Queremos también dar gracias al Señor por el amor y apoyo constante de sus familias, quienes han sido el sostén fundamental en su formación. En particular, agradecemos el esfuerzo y trabajo incansable de los padres y apoderados, quienes han sido pilares esenciales en este camino de crecimiento y aprendizaje.
Con gran alegría comenzamos esta fiesta, que se enmarca bajo el lema “Un sueño que hace soñar”. Hoy, elevamos nuestros corazones al Señor y pedimos por el cumplimiento de los sueños personales de estas jóvenes, para que se realicen con fortaleza, abundancia y bendiciones. Sabemos que, al partir hacia nuevos horizontes, llevan consigo grandes sueños y esperanzas para el futuro, y ponemos sus vidas y anhelos en las manos de Dios y de la Virgen Auxiliadora, confiando en que Ella será siempre su guía y su protectora en cada paso que den.
Esta celebración está acompañada por la comunidad religiosa, el equipo de gestión, docentes, asistentes de la educación, padres y apoderados. De manera especial, queremos reconocer la dedicación de las profesoras jefes, Srta. Cynthia Ramírez y Srta. Francisca Piñeira, quienes han estado al lado de sus cursos en cada etapa de su formación.
Hoy, recibimos a cada una de nuestras jóvenes de Cuarto Medio, quienes llegaron hace años de la mano de nuestra Madre, la Virgen Auxiliadora. Hoy, es Ella quien las despide, no con un adiós, sino con un envío a ser constructoras de su propio futuro, como mujeres salesianas comprometidas con el amor de Dios.
Que el futuro les depare muchas bendiciones, y que siempre encuentren fuerza, esperanza y propósito en la presencia divina.
"Donde estés, Dios te hará florecer."